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¡A las barricadas!

There’s class warfare, all right, but it’s my class, the rich class, that’s making war, and we’re winning.

(Warren Buffet, The New York Times, 26 de Noviembre de 2006)

O sea: Hay guerra de clases, es cierto, pero es mi clase, la clase rica, quien está haciendo la guerra. Y estamos ganando.

¿Será verdad?



Para Ángel, Jaime y Álex

Es triste, pero es «el ciclo de la vida», que diría Disney. En unos años, seréis unos viejos calvos cuyas hijas no podrán entender cómo es posible que compartáis gustos molones porque… ¡sois padres! ¡Nacisteis viejos!

Mucho ánimo, majos.

Cambiad "Star Wars" por "ESdlA"

Conversaciones privadas

Yo vivo en un país de fantasía, en la calle de la piruleta, por lo menos.

Vamos a ver. Si la defensa del ínclito Sostres es que era una conversación privada, la conclusión está clara: da igual lo que pienses, mientras no se entere el público.

Es que es cojonuda, la sociedad de la comunicación. Salvador Sostres cree honradamente (?) que se le está criticando por decir en público esa sarta de guarradas. Espero que no sea así, porque a mí lo que me asquea es que un tío que encima tiene ínfulas de ser superior sea capaz de decir en público esas cosas, porque esto significa que las piensa. Y pensar esto, ¿señor? Sostres, le descalifica como ser humano.

Liberados patronales

¿Por qué no se habla nunca de las subvenciones a la patronal? Es evidente.

La rebelión de las máquinas

…digo, de los colegios privados. Perdón, es que estoy viendo Galactica y se me va la pinza. Pero a lo que iba: he leído en Geografía Subjetiva* que un grupo de colegios privados que no disfrutan de conciertos ha emitido una queja respecto de algunos colegios concertados (de entre los cuales Excluyen expresamente de su queja a los centros regidos por instituciones religiosas, por cierto). Resulta que estos colegios concertados piden a las familias de sus alumnos unas «aportaciones voluntarias». Vamos, lo que en México llaman «mordida».

Alguien se puede preguntar cuál es el problema. Al fin y al cabo, son colegios privados, si quieren pedir pasta están en su derecho, ¿no? Pues no, no lo están. Porque precisamente la idea de los conciertos educativos es la contraria.

En los años 80, el Ministerio de Educación socialista (no recuerdo la fecha exacta) se dio cuenta de que no disponía de los medios requeridos para construir una red de colegios e institutos públicos que permitiera ofrecer la enseñanza pública a toda la población. La solución que se dio a este problema es bastante sencilla: pagar a colegios privados para que «hicieran» de públicos. Cuando un colegio privado firma un concierto con la Administración, sigue disponiendo de sus medios físicos, de sus profesores, etc., con tres elementos clave: del salario de los profesores se hace cargo la Administración y como contrapartida,  el colegio funciona exactamente igual que los públicos en cuanto a la admisión de alumnos: baremos públicos controlados por comisiones de escolarización y, lógicamente, los alumnos no pagan matrícula.

De esta manera se pretendía garantizar el acceso a la educación. Lo que está ocurriendo en Madrid es, sencillamente, un fraude. Estos colegios concertados que piden «aportaciones voluntarias» se benefician doblemente: se ahorran el sueldo (escaso, es verdad) de sus profesores y siguen recibiendo dinero de sus alumnos. Todos ganan. Bueno, todos menos la sociedad.

Que el Gobierno autonómico admita esto es terrible. Quienes se supone que deben velar por los derechos de los ciudadanos hacen la vista gorda (desde hace años) sobre estas prácticas. Así, el dinero de nuestros impuestos va a financiar colegios en los que los pobres no pueden entrar. Porque esas «aportaciones» no son 5 eurillos al mes, precisamente, sino que «se parecen a las tarifas de los colegios privados», que todos sabemos que no son baratos precisamente.

Olé Esperanza otra vez. Qué huevos los suyos. Yolé también esos colegios elitistas, me recuerdan ese «Qué vergüenza, en este local se juega». Esto se sabe, todos sabemos que se sabe, pero no hacemos nada hasta que me tocan lo mío.

* Geografía Subjetiva, por cierto, es un blog recomendable, como varios de los incluidos en Neoprogs.

Aurea mediocritas

El estado natural del  hombre es la insatisfacción.

Se me ocurrió hace unos meses mientras entraba al garaje en casa. Bueno, en mi vieja casa.

Y luego, unos días después, en clase de Literatura, estuvimos hablando de los tópicos renacentistas. Y uno que a mis alumnos les parecía completamente incomprensible era el de la áurea mediócritas: el intento de alcanzar un deseado punto medio entre los extremos o un estado ideal en el que no afecten en exceso ni las alegrías ni las penas, según Wikipedia.

Y lo cierto es que entiendo que mis chavales de Parla (como los de cualquier lugar, hoy en día) no lo entendieran. Porque la áurea mediocritas significa renunciar a cosas. No es el nirvana budista, la ausencia de todo deseo, pero sí que supone aprender a conformarse. La sociedad que hemos construido anima a quererlo todo, a consumirlo todo, a tenerlo todo sin preocuparnos por nada más. Y un tópico que propugne otras cosas no es ni atrayente ni, me atrevería a decir, entedible.

Es muy difícil intentar convencer a tus alumnos de que lo que ellos ven como normal no es preferible, ni siquiera necesariamente bueno. Y ya proponerles otra opción ética (no me refiero a moral católica, sino a una moral autónoma) para que —al menos— la sopesen es muy pero que muy difícil.

¿Se entiende por qué me gustan las clases de literatura?

Fisherman’s Blues – The Waterboys

Esta canción la conozco, prácticamente, desde que tengo uso de memoria. Estaba en la cara B de una cinta en la que alguien (supongo que mi hermano) había grabado el Rock Celta de Celtas Cortos. Esa cara B era un popurrí de temas con un cierto aire tradicional y yo desde siempre había supuesto que era un tema folclórico. Y una de mis canciones favoritas, debo decir.

Mi reciente viaje a Dublín no hizo sino confirmarme esta suposición: de dos pubs donde oímos música en directo, en los dos tocaron el Fisherman’s Blues. Así que cuál ha sido mi sorpresa al descubrir que esto lo compuso un grupo ochentero que quiso dar un giro en su carrera, cierto que con influencias tradicionales como yo había detectado.

Llevaba tiempo queriendo traducir esta canción, y por fin me he acordado. Este es el blues del pescador,

Querría ser pescador
y vagar por los mares,
lejos de tierra firme
y sus amargos recuerdos,
sacando mi línea dulce
con abandono y amor.
Sin techo que me contenga
salvo el cielo estrellado arriba,
con luz en mi cabeza,
contigo en mis brazos….

Querría ser maquinista
en un tren que rueda febril
de cabeza hacia el interior
como un cañón en la lluvia.
Con el traqueteo de los rieles
y el ardor del carbón.
Contar los pueblos que pasan en un parpadeo
y la noche que está llena de alma;
con luz en mi cabeza,
contigo en mis brazos..

Y sé que me liberaré
de las ataduras que me retienen
y las cadenas en torno a mí
caerán, finalmente,
y ese día grande y fatal
te llevaré en mi mano,
montaré en un tren,
seré el pescador.
Con luz en mi cabeza,
tú en mis brazos…
Luz en mi cabeza,
tú en mis brazos.
Luz en mi cabeza,
tú…
Con luz en mi cabeza,
tú en mis brazos…

Y como siempre, la canción en Goear:

Día de la blasfemia

Leo en Halón Disparado y en Las inquietudes del agente Smith (¿dónde si no?) que es hoy el Día de la blasfemia.

Como creyente no voy a unirme a esta iniciativa, pero me parece que es algo necesario. Todo el mundo (óigase con la voz de Piter De Vries) debería tener derecho a ciscarse en la divinidad que prefiera sin tener que temer por su vida o su integridad física. Es evidente. Que ningún dios sale perjudicado por unas palabras. O eso creo.

Y si crees en un Dios vengativo, déjale a él que se encargue, hombre, que lo hará mucho mejor que tú, ¿no crees?

Tontos

Somos tontos y no nos queremos dar cuenta. ¡Viva la clase dominante!

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