El estado natural del hombre es la insatisfacción.
Se me ocurrió hace unos meses mientras entraba al garaje en casa. Bueno, en mi vieja casa.
Y luego, unos días después, en clase de Literatura, estuvimos hablando de los tópicos renacentistas. Y uno que a mis alumnos les parecía completamente incomprensible era el de la áurea mediócritas: el intento de alcanzar un deseado punto medio entre los extremos o un estado ideal en el que no afecten en exceso ni las alegrías ni las penas
, según Wikipedia.
Y lo cierto es que entiendo que mis chavales de Parla (como los de cualquier lugar, hoy en día) no lo entendieran. Porque la áurea mediocritas significa renunciar a cosas. No es el nirvana budista, la ausencia de todo deseo, pero sí que supone aprender a conformarse. La sociedad que hemos construido anima a quererlo todo, a consumirlo todo, a tenerlo todo sin preocuparnos por nada más. Y un tópico que propugne otras cosas no es ni atrayente ni, me atrevería a decir, entedible.
Es muy difícil intentar convencer a tus alumnos de que lo que ellos ven como normal no es preferible, ni siquiera necesariamente bueno. Y ya proponerles otra opción ética (no me refiero a moral católica, sino a una moral autónoma) para que —al menos— la sopesen es muy pero que muy difícil.
¿Se entiende por qué me gustan las clases de literatura?
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