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Váyanse a la mierda

Hoy me entero en el instituto de que, aprovechando el fiasco de la huelga de funcionarios del martes pasado, la Comunidad de Madrid ha dejado sin efecto el artículo no-sé-cuántos del Acuerdo, de no-sé-cuándo, en el que se acordaba que los profesores interinos que hubieran trabajado al menos cinco meses y medio en un curso cobrarían durante el verano.

Es decir, que es bastante probable que los interinos que no tienen la suerte de tener una vacante (que es como estoy yo) hayan perdido dos meses de sueldo porque, aunque son como trabajadores discontinuos, no son trabajadores sino funcionarios. Aunque no tengan puesto fijo, ni esas cosas de las que siempre se acusa a los funcionarios.

Además de un 7% de bajada de sueldo, dos meses menos. Eso sí, dinero de la RFEF (subvencionada abundantemente con dinero público, no lo olvidemos) hay de sobra para prometer a cada futbolista de la selección de fútbol 550 000 € si ganan el Mundial. Eso significa más de 25 años de mi trabajo, y soy del grupo A de funcionarios, los que más cobramos.

Así que he decidido que se pueden ir a la mierda. No voy a ver ni un solo partido de la selección en el Mundial. Porque nos mean y dicen que llueve. Porque nos dan por el culo y parece que aún tenemos que dar las gracias. Porque, para privilegiados, los funcionarios, no lo olvidemos, no esas cajas que se fusionan y a los políticos no les importa si va a haber EREs, sino dónde va a estar la nueva sede.

Y que la huelga estaba mal planteada, mal organizada y mal llevada a cabo, de acuerdo. Pero eso no es excusa para que cobren los más débiles. Que esos interinos a los que se les ha quitado el salario del verano pueden haber estado siete meses trabajando cada quince días en una punta de Madrid diferente, sin ningún tipo de estabilidad. Y son, somos, quienes educamos a vuestros hijos. Y es un trabajo cualificado, no somos reponedores, coño.

Actualizado 15/6: No me resisto a insertar el ¿chiste? que comenta Isa.

Expresar lo inexpresable

El español tiene una palabra bastante extraña: «inefable». Es un adjetivo que se refiere a aquello para lo que no tenemos palabras.

Sin embargo, se ha especializado en significados religiosos (Dios es lo inefable, todo lo que podamos decir de Él se queda muy corto) y no es ese significado el que me interesa ahora.

Nunca me he caracterizado por saber expresar mis sentimientos, aunque creo haber mejorado con los años. Lo suyo me ha costado. En lo que no he cambiado es que la música siempre me ha servido para expresar aquello que no sabía expresar.

Todo esto viene a cuento porque estos días, buscando excusas para no ponerme a estudiar, estoy recogiendo cosas en casa, y he encontrado un disco que grabé como regalo. Tenía muchas cosas que decir a alguien, y no sabía cómo; no sabía cómo expresar lo inexpresable.

Así que me fui a lo seguro, a la música. Y escogí 15 canciones con las que quería resumir mi vida amorosa. Son estas:

  1. Aunque tú no lo sepas, de Enrique Urquijo y Los Problemas
  2. Quiero un camino, de Melon Diesel.
  3. Rojitas, de Extrechinato y Tú.
  4. Que yo no lo sabía, de Elefantes con Antonio Vega.
  5. Maite Zaitut, de Mägo de Oz.
  6. Tu noche y la mía, de Revolver.
  7. A la orilla de la chimenea, de Joaquín Sabina.
  8. Incondicional, de Rodrigo Llamazares.
  9. Es más que amor, de Andrew Lloyd Weber y Tim Rice, traducida quizá por Teddy Bautista.
  10. Si amaneciera, de Saratoga.
  11. Agua, de Jarabe de Palo.
  12. Siempre tarde, de Celtas Cortos.
  13. Standby, de Extremoduro.
  14. El universo sobre mí, de Amaral.
  15. Idiota, de Nena Daconte.

Idiota

También el camino de Santiago ha perdido el carácter sagrado. El peregrino piensa más en la vieira carnosa, perfumada de algas, que se zampará al llegar a buen término que en la cáscara mineral que lleva prendida simbólicamente en la esclavina.

Manuel Vicent, en El País

Es que cada día me parece más idiota este tío. No sabe ni squiera qué coños significa la «cáscara mineral». Y no le importa, porque tiene una idea, y todo lo que escribe es una excusa para exponer su (por otro lado, estúpida) idea.

Cierto que el Camino de Santiago no es lo que era, pero pensar que, en la sociedad actual, la gente hace centenares de kilómetros a pie para hacer turismo gastronómico es una gilipollez. Y el resto de artículo va por la misma profundísima línea.

Ayer me decía Isa que hacía mucho que no escribía, y a lo mejor por eso lo hago, o porque realmente me cabrea. Y eso que la anterior vez que hablé de Vicent, me gustó, pero normalmente no lo soporto.

Qué cabreo por leer el periódico a estas horas, me cagüentó.

Ah, pues sí funciona. Seguire…

Ah, pues sí funciona. Seguiremos probando

Prueba de los SMS

No sé si funcionará…

Otro intento…

Otro intento…

Y me parece que no funciona

Y me parece que no funciona

Coldplay – Clocks

Con esta canción conocí a este grupillo. Me gustan mucho, aunque este pop no sea mi estilo favorito.

Las luces se apagan y no me puedo salvar.
Mareas contra las que intenté nadar
me doblaron sobre las rodillas.
Oh, pido, pido y suplico.

Cantando sal si las cosas no se dicen.
Tírame una manzana a la cabeza
y un problema al que no puedo dar nombre.
Tigres que esperan a que los domen.

Cantando, yooooooooooooo ohhhhhh
Yoooooooooooo ohhhhhh.

La confusión nunca para
de cerrar muros y avanzar relojes.
Voya a volver y llevarte a casa.
No podría parar lo que ahora sabes.

Cantando emerge de mis mares.
Maldice las oportunidades perdidas.
¿Soy parte de la cura
o soy parte de la enfermedad?

Cantando, yoooooooooooo ohhhhhh

Yooooooooooooo ohhhhhh
Yooooooooooooo ohhhhhh
Yooooooooooooo ohhhhhh

Yooooooooooooo ohhhhhh
Yooooooooooooo ohhhhhh

Oh, nada es comparable.
Oh, nada es comparable.
Oh, nada es comparable.

Yooooooooooooo ohhhhhh

Yooooooooooooo ohhhhhh

Hogar, hogar, a donde quería volver.
Hogar, hogar, a donde quería volver.
Hogar, hogar, a donde quería volver.
Hogar, hogar, a donde quería volver.

Tener cultura no es tener cultura

Se cuenta que una vez paseaba don Miguel de Unamuno con un excelso poeta hispánico que podría ser incluso Rubén Darío (las fuentes varían y es posible que la anécdota sea apócrifa), y el poeta le preguntó:

—Don Miguel, ¿sabe usted cómo se llaman esas flores blancas que flotan en ese estanque?

Y Unamuno, que era mu listo, supo responderle:

­—Nenúfares, amigo, nenúfares, eso que sale tanto en sus poemas.

Smurf blues

 

—Lo conviertes todo en un juego… una metarreflexión sobre el blues.
—No me juzgues por el color de la piel, tío… Estoy lleno de dolor y necesito dejarlo salir…
—No nos ridiculices, bufón posmoderno…

Me encanta la cara del pitufo.

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