El español tiene una palabra bastante extraña: «inefable». Es un adjetivo que se refiere a aquello para lo que no tenemos palabras.
Sin embargo, se ha especializado en significados religiosos (Dios es lo inefable, todo lo que podamos decir de Él se queda muy corto) y no es ese significado el que me interesa ahora.
Nunca me he caracterizado por saber expresar mis sentimientos, aunque creo haber mejorado con los años. Lo suyo me ha costado. En lo que no he cambiado es que la música siempre me ha servido para expresar aquello que no sabía expresar.
Todo esto viene a cuento porque estos días, buscando excusas para no ponerme a estudiar, estoy recogiendo cosas en casa, y he encontrado un disco que grabé como regalo. Tenía muchas cosas que decir a alguien, y no sabía cómo; no sabía cómo expresar lo inexpresable.
Así que me fui a lo seguro, a la música. Y escogí 15 canciones con las que quería resumir mi vida amorosa. Son estas:
- Aunque tú no lo sepas, de Enrique Urquijo y Los Problemas
- Quiero un camino, de Melon Diesel.
- Rojitas, de Extrechinato y Tú.
- Que yo no lo sabía, de Elefantes con Antonio Vega.
- Maite Zaitut, de Mägo de Oz.
- Tu noche y la mía, de Revolver.
- A la orilla de la chimenea, de Joaquín Sabina.
- Incondicional, de Rodrigo Llamazares.
- Es más que amor, de Andrew Lloyd Weber y Tim Rice, traducida quizá por Teddy Bautista.
- Si amaneciera, de Saratoga.
- Agua, de Jarabe de Palo.
- Siempre tarde, de Celtas Cortos.
- Standby, de Extremoduro.
- El universo sobre mí, de Amaral.
- Idiota, de Nena Daconte.
2 comentarios
Yo viniendo para buscar información para mi tarea y me encuentro a este chico en depresión
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Gracias por lo de «chico». Más que depresión, esta entrada la escribí en un momento de tristeza en mi vida, que ya quedó, por suerte, atrás.