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Los 50 imprescindibles de Madrid

Hace unas semanas encontré un blog que me resultó irresistible: Secretos de Madrid. Y una de sus últimas entradas me ha animado a jugar un rato con Google Maps.

La entrada en cuestión es Los 50 imprescindibles de Madrid, y no me quedó más remedio que situarlos en un mapa. Aunque faltan un par por no tener un lugar fijo, y no estoy de acuerdo con todos (cambiaría dos o tres, tampoco más), el mapa ha quedado así:

Ver 50 imprescindibles de Madrid en un mapa más grande

Vida en pronombres

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Pedro Salinas

Hace ya demasiado tiempo
juntamos dos pronombres en uno.
«Tú» y «yo», de repente,
ya no tenían sentido
si no era en «nosotros».
Y la gramática cobró sentido.

Por desgracia, lo que se junta
del mismo modo se puede separar.
Pasó el tiempo y, por desgracia,
eso nos pasó a nosotros
y dejamos de ser nosotros.
Y la gramática perdió el sentido
igual que lo perdí yo.

Yo busco lo que me falta.
Algún morfema de género
que me cambie el número.
Y tú…
Tú, no sé qué haces
ni que buscas.
Ojalá al menos lo sepas tú.

Pero, ¿puedo decirte una cosa?
Te llevaste el nosotros,
por cierto que sí,
pero todavía hoy
«ella» sigues siendo tú.

Ya me lo decían

¿Cómo es posible salir un año y medio con una persona y no llegar a conocer a sus amigas? Ya me lo decían, de tan bueno soy tonto.

Qué duro

Qué duro es acostarme a tu lado
mientras tú duermes, mi mano en tu costado.
Sentir tu calor que huele a calidez
y a sudor fresco, a brisa.
Qué duro es acostarme a tu lado
y sentir el colchón desequilibrado.
Soportar tu presencia ausente
y notar que no estás donde yo.
Saber que respiro el aire que exhalas,
que es el aire que me da vida,
y tú no inspiras mi respiración.

Algo agoniza y duele sentirlo
mientras los minutos pasan
en la pantalla del móvil.
Y quizás lo más triste es
que no si desear que se acabe,
que se acabe de una vez,
o simplemente llorar en silencio.
Mientras tú duermes ya no está
mi mano en tu costado.

Cómo atiende la Sanidad madrileña

El sábado me hice un esguince de hombro jugando al baloncesto. Cuando llegué a las Urgencias de La Paz me sorprendió la poca gente que había. Me atendieron bastante rápido, en menos de media hora ya tenía hechas las radiografías, que (por cierto) no me llegaron a dar, ahora todo va informatizado.

La médico que me atendió estaba cañón y me diagnosticó con una compañera en seguidita. Me prescribió ibuprofeno, hielo y un cabestrillo.

Y ya no es que no me dieran ni el cabestrillo ni una receta (desconozco si en Urgencias dan recetas). Es que ni siquiera me dieron una pastillita para el dolor. Y me dolía, caramba. Pero hay que ahorrar.

Y cuando pido hoy cita por el sistema informático para que mi médico de cabecera me mande al traumatólogo de área en 10-15 días, me la dan para el jueves. Y hoy es lunes.

Está claro que estamos gobernados por grandes gestores. De hecho, gestionan tan bien que pueden dedicarse a insultarnos.

Banda visual: Hospitales de España, ¡ay! – Martes y Trece

Habrá poesía

Siempre habrá poesía. O, por lo menos, mientras un verso de Góngora («en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada») siga siendo capaz de emocionar a chavales de 13 años que tienen un bagaje cultural como el que tienen.

Estos son los momentos que hacen que valga la pena ser profesor a pesar de todo.

 

Derechos

Tienes derecho a sentirte cursi.

El Chojin

España, mañana, ¿será republicana?

Yo confieso: voté al PSOE y fui juancarlista. De lo primero no me arrepiento, en aquel momento parecía una buena idea y, cuando dejó de parecerlo, dejé de votarlo.

De lo otro sí me arrepiento. Y me arrepiento porque me engañaron. El rey y los medios monárquicos (básicamente El País) me habían convencido de que Juan Carlos había sido fundamental en la transición, lo cual es cierto pero no exactamente de la manera en que lo vendían; y por otro lado, de que Juan Carlos era una persona de trato cercano, agradable y, en resumen, «campechano». La mala de la película era la reina, que era una jodida estirada.

Y, sin embargo, no era así. El oso Mitrofán y el elefante de Botsuana son solo dos anécdotas, aunque sean significativas. Pero todo lo que está saliendo sobre su amante (vale ya de llamarla amiga) Corinna y sobre su relación con el caso Noos, aparte de la evidencia de que solo de los PGE no sale el dinero suficiente para amasar la inmensa fortuna de que disfruta el rey.

Hay demasiadas preguntas incómodas que el rey no ha respondido, y mucho menos en el beso negro de Hermida. Y las respuestas son, me temo, descalificatorias. Un Jefe de Estado que se comporta como seguramente se ha comportado el rey es indigno de ese cargo y debe dimitir. Abdicar, en este caso.

Pero una cosa que siempre he tenido clara es que yo no era monárquico, sino juancarlista. En mi caso, esto quiere decir que España podría seguir siendo legítimamente una monarquía únicamente mientras el rey y todos los miembros de su familia tuvieran un comportamiento irreprochable.  Y esto no ha sido así. La abdicación de Juan Carlos I traería consigo automáticamente el entronamiento de Felipe. Pero este carece de la legitimidad que tenía su padre ante los franquistas y también de la que se ganó básicamente con el 23-F.

Felipe VI sería un rey carente de cualquier tipo de legitimidad salvo la dinástica. y esta, a la inmensa mayoría de la población (y por mucho que le duela al Abc) se la trae al pairo. Si llega a ser rey, sería un rey débil, tocado desde antes del inicio de su reinado por el caso Noós.

Parece claro que ha habido un proceso histórico por el que las monarquías europeas han ido siendo sustituidas por repúblicas y normalmente porque algún rey cometía errores garrafales o debido a catástrofes históricas del tipo «guerra» o «revolución». Espero que no lleguemos a estos últimos extremos pero, dado que el rey no hace más que meter la pata (chiste involuntario), me parece que España está entrando en ese proceso.

Porque, si a las cagadas del rey le unimos el proceso por el que millones de personas se están convenciendo de que el pacto del 78 está roto y debe ser sustituido, me parece que a la monarquía en España le quedan pocos telediarios. Unos cuantos, es cierto, y no será un proceso sencillo.

Y quizá no se cumpla, tampoco lo tengo claro porque no sé si estoy confundiendo la realidad y el deseo. El tiempo dirá.

Chatear

Si yo fuera un salido, me daría cosa que Vanessa encontrara mi blog. Menos mal que soy una persona decente (más o menos) y que no tengo demasiadas cosas que esconder.

Es una gran verdad que la hipocresía es cada vez más difícil. Me alegro de ser alguien tirando a sencillo…

Otro impasse

Otra vez, la inspiración se niega a venir. En un blog de reconocido prestigio, eso llevaría a escribir una entrada en la que se piden disculpas por ello. Afortunadamente, el blog del aburrido no tiene ningún prestigio, así que me ahorro tener que pedir perdón.

La cosa es que estoy tan, pero tan indignado con la situación política que como me ponga a escribir, el director de área acabaría expedientándome. Y, a diferencia de mi actual director, no me apetece hablar con él.

Literariamente, estoy bastante atascado. Me sale lo de siempre y no me apetece. Debería escribir el regalo para Félix, pero no estoy in my best mood for that.

La cosa es que me da la sensación de estar esperando algo. y no sé el qué. Quizás Sabina, con todos sus defectos, expresó mejor que yo lo que siento cuando escribió aquello de «busco acaso un encuentro/que me ilumine el día/y no hallo más que puertas/que niegan lo que esconden».

Además, hoy estoy cansado. El viaje a la nieve ha salido realmente bien, pero estoy cansado como una perra. Estoy tan cansando que ni me jode haber perdido con Unipaja, quizás porque le he metido más hostias a PQ de las que me ha metido él a mí. Pero no es solo por el viaje, estoy cansado y busco algo que no sé exactamente lo que es.

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