Escribo decepcionado, asustado y cabreado.
Decepcionado porque realmente tenía esperanzas de que Equo entrara en el Congreso y no lo ha hecho, aunque parece ser que ha batido el récord de partido más votado sin representación.
Asustado porque me temo que el PP va a entender que el «mandato» de los electores sea imponer un programa oculto neoliberal a muerte, que nos va a condenar a 10 años de no crecer a cambio de que los ricos se hagan aún mas ricos.
Y cabreado porque hoy he entendido cuál es la trampa del sistema electoral español. Se supone que el Senado es la cámara de representación territorial. Y sin embargo, el Congreso, infinitamente más importante, también depende de las provincias como circunscripción electoral. Así que tenemos un Senado que no sirve para representar a las regiones y un Congreso en el que, dependiendo de cómo se distribuyan sus votantes, un partido con 300 000 votos puede tener 5 diputados y grupo parlamentario propio (Amaiur) o no entrar (Equo).
Y me jode que mi voto valga menos porque vivo en Madrid. No solo cornudo, sino apaleado.
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