Últimamente no hago más que leer artículos, entradas, columnas… en las que, después de meter cera a «los mercados», se añade que la culpa también la tenemos nosotros. Y yo no tengo la culpa, oigan.
Yo no dejé los estudios para buscar dinero fácil. Yo no me hipotequé siendo mileurista. Yo no he dejado de pagar mis deudas. Yo he seguido consumiendo a la vez que ahorrando. Yo dije durante años (desde que me independicé) que estaba convencido de que había una burbuja inmobiliaria que tenía que estallar. Yo no he vivido por encima de mis posiblidades (mis vacaciones más lujosas fueron un fin de semana en Budapest y una semana que me voy de camping este año).
Así que a mí que no me metan en ese saco. Puesto que soy de izquierdas y solidario, no me parece mal que me anden con recortes para arrimar el hombro, pero que acepte que me bajen el sueldo no significa que acepte mi parte de culpa. Porque no la tengo.
Bueno, es verdad que yo sí que soy funcionario, y parece que eso ya me convierte en culpable de abusar de la sociedad. Pero es que, oigan, eso es mentira.
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