Ahí está sin tapujos la personalidad que ofrece la nueva presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, emblema de una España abierta a las nuevas técnicas pero marcada por un acendrado integrismo en religión y costumbres. No es que se le critique a esta señora por no bañarse en bikini, a diferencia de millones de mujeres creyentes; sólo que al introducirse en el agua vestida del todo pone de manifiesto un arcaico odio al cuerpo que no desmerece al impuesto por el fundamentalismo islámico. Es el reflejo del mal conocido fenómeno de la presencia de grupos y sectas religiosas, del Opus Dei a los siniestros Legionarios de Cristo, en niveles altos y en centros de formación del PP, con la consiguiente incidencia sobre las políticas públicas y la actitud frente a todo intento de actualización de las normas reguladoras de las costumbres.
Antonio Elorza, en El País.
Me he quedado absolutamente de piedra. Es la monda. Una mujer prefiere bañarse con bañador completo y eso significa que es una fundamentalista religiosa que odia su cuerpo. Con dos cojones.
Este debe de ser uno de esos progres que admite ir más lejos que él, pero no menos. Top-less, sí. Bañador, odio al cuerpo. Qué triste.
Comentarios recientes