El libro en cuestión es El diario rojo de Flanagan (de Andreu Martín y Jaume Ribera) y lo único que puedo decir es que ojalá lo hubiera leído hace años.
Es uno más de la serie de novelas detectivesco-juveniles protagonizada por Juan/Joan Anguera, pintoresco detective de una indeterminada barriada barcelonesa… y no es uno más. Es un curioso cruce de novela en forma de diario y ensayo y va, como quizá se puede deducir por el título, de sexo.
Sexo con adolescentes… Podría ser escabroso, pero no lo es. El protagonista, conoce a una chica que tiene un proyecto: un diario con información sobre el sexo. Y él, atraído por Carlota, la chica, decide hacer lo mismo. Asistimos a un carrusel de cifras, (quizás demasiadas para un libro juvenil) y a un carrusel de sentimientos mezclados con sexo, que son los peores y los mejores a la vez.
Como profesor, me parece que la idea es interesante, «envolver» un tema importante en un continente más frívolo (aunque como ya he dicho, quizás hay demasiada información), y como lector que ya conocía a Flanagan, ha sido emocionante. Flanagan está pasando una crisis en su larga relación con Nines y conoce a Carlota, que le atrae (verbo importante en el libro) con fuerza.
Carlota también está involucrada en una relación difícil (¿algo más fácil que estar saliendo a distancia con un nadador holandés?). Flanagan emprende con fuerza el proyecto del diario rojo, pero se le cruzan las hormonas, y la atracción que siente por Carlota. Es un libro real más que realista, porque no trata de parecerse a la vida, sino que la vida es así.
Los autores tratan a sus personajes con cariño, pero sin paños calientes. Carlota y Flanagan están hechos un lío en su vida y el sexo, como suele pasar, complica todavía más las cosas. Y son adolescentes realistass. Inteligentes, pero adolescentes. La primera vez que se acuestan, no sólo ella queda insatisfecha, sino que el calentón les hace olvidarse del condón (por cierto, que el posible embarazo de Carlota pasa de puntillas por el libro).
Un personaje importante en el libro es el doctor Bardet, al que acude Flanagan en busca de información. No sólo le da, vía correo-e y en persona, abundantes datos, sino que le escucha y la aconseja en sus dudas y problemas. Y de este personaje salen perla tras perla de sabiduría, de esas frases que seguramente están desgastadas por el uso, pero que siguen cortando si las miras con atención.
Una lectura recomendabilísima para cualquier educador y para cualquier adolescente con ganas de saber más.
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