Pero buscando poemas para mis alumnos encontré en una de esas antologías beneméritas de Planeta este soneto:
Todo lo vence amor, todo lo espera,
igual es con la muerte en poderío,
divino ardor que no lo anega el río
de la tribulación y angustia fiera.Sólo el amor no acaba su carrera
con las cenizas del cadáver frío;
en gloria sigue el abrasado estío,
que en cuerpo fue suave primavera.De amor se paga Dios, y quien le ama
consume en este fuego sus pecados,
puro se entrega como el oro puro.Que aquella sacra y penetrante llama,
los nudos dulcemente dados,
de esperanza y de fe levanta un muro.
Y, qué demoños, me ha gustado.
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