El origen histórico de esta expresión es evidente: el reinado del último y peor rey absolutista de España, Fernando VII, que pasó de ser el Deseado a ser conocido como el Malo.
Los cortesanos de todas las épocas son obsequiosos, pero más todavía si el monarca es un sociópata como este. Al Borbón le gustaba jugar al billar pero no le gustaba perder. Así que sus «amigos» fallaban a propósito y les dejaban las bolas a huevo para que el rey no sufriera una derrota que le habría sentado muy mal. MUY mal.
Algunos equivocan el rey y hablan de Felipe II, pero no hay registros de esta expresión en el siglo XVI.
P.D.- Lo que decía antes de que los cortesanos eran obsequiosos no es exageración. Según su médico personal, Fernando VII tenía el pene grueso como una manzana y largo como un taco de billar (¿qué si no?). Ojalá hubiera tenido el pene un poco más pequeño y la conciencia un poco más grande.
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