Hace unos días escribí una entrada sobre Paradojas y, según lo estaba acabando, se me ocurrió una idea. Esas mismas obras de Magritte que colgué allí podían servir para ayudar a explicar un concepto completamente diferente: los verbos performativos.
Este es un concepto bastante abstracto, yo no me lo encontré hasta el curso de doctorado que imparte Violeta Demonte. Pero en realidad es bastante sencillo. Estos verbos son una clase de los verbos de habla que se realizan al decirlos. Un ejemplo: quien dice «Te digo que es verdad» ya está diciendo por el mero hecho de decirlo, mientras que quien dice «Conduzco un coche familiar» no está conduciendo nada.
Los verbos performativos son una subclase de los enunciados performativos, analizados en primer lugar por filósofos del lenguaje como Austin o Searle. El interés de estas cosas que decimos tan menudo es que no son verdaderos o falsos como otros enunciados: «Los perros son reptiles» es falso, pero cuando alguien dice «Te prometo que lo haré» ¿cómo sabemos si es verdad o no?
Es una clase de palabras pequeña, pero bastante interesante. Por poner un ejemplo del juego que dan: ¿qué ocurre cuando alguien dice «Estoy callado»? ¿O cuando un cuadro de una manzana dice que no es una manzana?
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