Para reposar con los ojos cerrados, preferiblemente de noche, en un estado inconsciente en el que se produce la suspensión de las funciones sensoriales y de los movimientos voluntarios, necesitamos un lugar cómodo para poder hacerlo, como un mueble constituido por un armazón sobre el que se coloca un colchón (objeto rectangular que está compuesto por una funda de tela fuerte y un relleno blando o elástico, como espuma, lana, agua o resortes recubiertos de alguna fibra; generalmente se encuentra sobre una cama y sirve para acostarse encima), almohadas y sábanas, si hay ausencia podemos agregarle una pieza grande y cuadrangular de tejido grueso y tupido que sirve para abrigar, también llamado manta.
Una vez sabemos los elementos para conseguir un buen descanso, podemos seguir con la parte práctica. En primer lugar, debemos apartar las sábanas y la manta para acostarnos sobre el colchón, con nuestra parte superior del cuerpo, en la que se encuentra nuestro valioso cerebro, sobre la almohada. Una vez estemos tumbados horizontalmente, nos taparemos hasta el cuello con las sábanas y con la manta. En segundo lugar, adoptaremos una postura, preferiblemente cómoda, para tener un mejor descanso. Una vez hemos hecho estos sencillos pasos, deberemos cerrar nuestros párpados móviles, así evitaremos la sequedad ocular y nos será menos complicado entrar en la fase de sueño y poder reposar. Para entrar en esta fase tan satisfactoria, debemos dejar la mente en blanco, es decir, no pensar en nada y calmarse. Cuando nos hayamos dormido, lo sabremos a la mañana siguiente, cuando dejemos de dormir, nos despertemos. Despertarse es un proceso mas difícil, el cual se explicará en otras instrucciones más detalladas.
Gracias a esta técnica ancestral, podemos descansar y estar preparados para un nuevo día. Espero que este texto les ayude en su lucha por conseguir un descanso nocturno.
Me declaro fan TOTAL 🙂