Antes de comenzar a contar mi experiencia, puedo suponer que os preguntaréis qué es la Gymkhana Mitológica. Es un evento para promover el estudio de las humanidades, una serie de pruebas en el Parque del Retiro. Dicho esto, procedo.
El sábado veinte de mayo a las diez y media de la mañana, profesora y alumnas nos encontrábamos en la boca de metro del Barrio del Pilar para ir al Retiro. No había mucha conversación al principio, solo caras de sueño y bostezos apagados. Nos hacemos preguntas sobre el tema de la gymkhana, y nos aseguramos de saberlo todo de principio a fin, más o menos. Aprendemos nombres, nos reímos, hasta que llegamos a la parada de Ibiza. Nos bajamos, subimos a la superficie y nos adentramos en la inmensidad frondosa del Retiro. Inmensidad en la que nos habríamos perdido de no ser por una de nuestras compañeras y Google Maps. Al fin, conseguimos alcanzar el Palacio de Velázquez, lugar de encuentro para todos los grupos de los institutos.
Había muchos adolescentes, con algún que otro profesor entre la multitud. Los dos grupos de nuestro instituto, «Te abofeteo como Teseo» y «La Generación Delta» no íbamos a juego, sin embargo, otros equipos sí. Ya fuera llevando camisetas iguales o, incluso, togas romanas y un estandarte. A primera vista, el evento tenía muy buena pinta. Tras un rato de movernos dos pasos a la derecha y otros dos a la izquierda sin saber muy bien qué hacer, una de las profesoras nos contó las normas de la gymkhana y leyó una proclamación en latín. Hay que decir que no se le escuchaba muy bien, aunque contara con un micrófono. Por cada prueba habría una serie de preguntas que debíamos responder, y si lo hacíamos bien, conseguíamos un sello en el pasaporte. Pasamos más minutos de incertidumbre, y, por fin, comenzó la primera prueba.
Consistía en rellenar una serie de nombres, como el padre de Teseo o la ciudad en la que nació. Salimos corriendo a entregar la hoja para que nos dieran el mapa del retiro y nuestro pasaporte, pero nos pasamos de largo y tuvimos que ponernos las últimas en una larga cola.
Una vez conseguimos lo necesario, volvimos a correr hacia la primera prueba. Estaba muy lejos y nos cansamos muy rápido, además de que tomamos el camino más largo. Después nos volvimos a perder, y seguimos corriendo. Las pruebas eran originales, como coger en brazos a una de nuestras compañeras, andar compenetradas con las piernas atadas o unir una serie de palabras en un hilo con cuentas de letras. Las preguntas también, y, siendo sincera, nos salieron bastante bien.
Sin comerlo ni beberlo, había terminado la gymkhana, y debíamos reunirnos todos para el recuento de puntos en la Plaza de Galicia. Nos volvimos a perder. Sin embargo, otro grupo -aquel de las togas- nos ayudó a encontrar el camino de vuelta. ¡Gracias, grupo de las togas!
Al final nosotras no ganamos nada. Sin embargo «Te abofeteo como Teseo», nuestras compañeras de bachillerato, quedaron entre el quinto puesto. Aún así, me lo pasé muy bien, y lo recomiendo a todo el que le guste la mitología y el correr como loco por el Retiro.