El Viernes de Dolores sobre las cuatro de la madrugada se produjo en Sevilla en plena procesión y al paso de las cofradías una estampida que provocó carreras y sobretodo mucha confusión. Se vivieron momentos trágicos en los que la gran afluencia de público no sabía con certeza que es lo que estaba ocurriendo. Algunos pensaron que era un terremoto y otros llegaron a pensar en una bomba. Los grupos de personas, asustadas, empezaron a correr de un lado para otro, en todas direcciones, buscando zonas más despejadas donde poder refugiarse en esos momentos de la noche. Hubo caídas, gritos, escenas de pánico, pero no hubo que lamentar daños personales.
Las causas del suceso no están claras pero parece ser que fue provocado por un grupo de gamberros que intentaron sembrar el pánico al paso de las cofradías.
Ya hay tres detenidos que están en prisión, aunque parece que no es una trama organizada. No hay conexión entre los jóvenes, solo ganas de provocar el caos.
El alcalde de Sevilla ha comunicado su intención de aumentar las medidas preventivas para evitar así que se vuelvan a producir incidentes como estos. También dio su agradecimiento a las hermandades de Sevilla y a los sevillanos por la comprensión que había mostrado ante lo ocurrido.
Bien parafraseado.