Sí, el título es mentira. En vacaciones he hecho algo muy interesante y muy divertido llamado: vivir. Porque podría decir que no he hecho nada, pero, técnicamente, he respirado.
También se podría decir que han sido unas vacaciones novedosas para mí, porque este año, por primera vez en mucho tiempo, nos hemos quedado para nochebuena en Madrid y hemos ido al pueblo en nochevieja.
No creo que sea necesario explicar cómo se celebra nochebuena en familia, pero lo explicaré de todos modos porque es lo que tengo que hacer. Estuvimos mi abuelo y mi tía abuela, mi madre, mi padre y mi hermana. Como no nos gusta esperar, abrimos los regalos después de la cena, en vez de el día siguiente por la mañana. Yo ya sabía lo que eran porque mi padre nos había ido diciendo cuando Amazon enviaba cada cosa. Muy discreto, papá.
Un par de días después nos fuimos a mi pueblo. Al pueblo de mi madre, Montijo,
en Badajoz, Extremadura. No me acuerdo muy bien de lo que hicimos, pero sí se me quedaron algunas cosas. Como lo mal que me cortaron el pelo o la hija de mi prima tirando de él. Hicimos muchos (¡muchos!) Mannequin Challenge.
El primer día del año fuimos a la ¿casa? de campo de mi abuelo. Que parece más un campo con casa. No está del todo mal, pero hacía mucho frío. Nos pasamos el día al lado de la chimenea, viendo una película sobre piratas. Mi tío cocinó migas, que es un plato muy popular en Andalucía y Extremadura, e hizo una barbacoa y, la verdad, estaba todo buenísimo.