Y después de tres días en Barcelona, nos sentamos en el tren de vuelta a Madrid. Era mi primera vez que iba y no me esperaba para nada este viaje. No ha sido el típico de ver muchas cosas en muy poco tiempo, sino todo lo contrario: vimos pocas cosas, las necesarias, las más importantes.
Mis primos que viven allí fueron muy atentos con nosotros ya que nos guiaron por toda Barcelona, callejeando y viendo cosas que tú sólo no verías. Nos llevaron por las estrechas y laberínticas calles del Barrio Gótico, por las Ramblas, por el puerto… Pasamos por la Sagrada Familia aunque sin poder entrar porque no quedaban entradas. Me quedé con las ganas de pasar, la excusa perfecta para volver. También paseamos por el Parque Güell, recomiendo ir y pasar toda la mañana entre columnas y bosque. Y nuestra última parada fue el Palacio de Montjuic, desde el cual hay una vista alucinante de toda Barcelona.
Estuvimos juntos los tres días y ha sido lo que más he disfrutado. Hacía más de ocho años que no les veía pero ninguno había cambiado. Nos quedamos con un bonito recuerdo de la ciudad por ellos. Repetiría, sin duda, este viaje cada navidad.
Esplendida redacción