No son cosas de niños
Acoso o bullying escolar. Meras cosas de niños, ¿o incompetencia de los adultos?
Porque ¿es necesario que ocurra algo grave para que dejen de ser cosas de niños?
Hace poco una muchacha de mi edad se suicidó porque estaba siendo acosada. La policía estaba sobre aviso, su instituto también. Pero seguramente serían cosas de niños, la prioridad no era tan alta… Por eso negaron al centro un orientador extra para poder atender a esta joven, incluso quedando claro que uno solo era insuficiente para casos normales en un centro tan grande como aquel. Me imagino a los que dirigieran el cotarro diciendo «no ha pasado nada, la niña todavía no ha sido agredida, apañaos con un único orientador». Y a los del instituto pensando «bueno, tampoco merece la pena montarla porque un alumno esté molestando a una compañera».
Y sinceramente, esta escoria es la causa del acoso. He repetido tanto la expresión «son cosas de niños» precisamente porque no hablo sin saber. Esta frase ha salido del director de cierto centro cuando cierto niño rompió la mano a cierto compañero. Y no, no fue algo casual, simplemente aquella vez en concreto de entre muchas tuvo la suerte de acertar bien el golpe…
Gente, yo he vivido «acoso». Y sí, lo pongo entre comillas porque parece que si no estás al borde del suicidio o te están apalizando cada día o humillando en público, no puedes hablar de acoso y son «meras cosas de niños» (exactamente, me da asco esa expresión).
Mi historia en el colegio siempre fue la del niño solitario. El niño rarito del que todos se reían a sus espaldas, al que nadie se acercaba excepto para pedirle algo o reírse de él. Siempre he sido el que recibía los insultos delante de todos, siempre he sido el que daba asco (y al que se lo dejaban expresamente claro) y no se podía acercar a nadie. Siempre han hecho piña, normalmente grupos de más de 10, contra mí. ¡Y los profesores lo único que hacían era creerles cuando se inventaban cualquier cosa de mí!
¿¡Cosas de niños!? Ningún profesor en la primaria movió ni un solo dedo por mí. Ni siquiera, estoy seguro, se darían cuenta. ¡Seguro que para ellos solo eran juegos de niños! Porque estamos tan cegatos con este problema que si no se apaliza a alguien no vemos que tiene problemas.
Sinceramente, no creo que el acoso sea ningún problema. Yo lo arreglé fácil, aprendí a defenderme y a asilarme e ignorar a aquellos subnornormales (y que nadie me venga con que en la primaria aún eran niños, que es un insulto gratuito, porque acabo de terminar la ESO y están aún peor; y por eso es casi objetivo que son imbéciles). Pero hay casos en los que no puedes defenderte; cada persona es diferente.
Y ahí entra la ayuda de los profesores, del centro en general. ¡Por Dios! Hubo un curso en el que un crío conflictivo llegó a pegarme cuando le venía en gana. ¡Y la profesora nos sentó juntos en clase! «Para que os hagáis más amigos» decía. Será que con mis pocos años tuve que volverme tan mal bicho para defenderme que no parecía una víctima, porque si no, no entiendo el retraso de aquella mujer.
Señores, abran los ojos. Hay cientos de suicidios por acoso, pero hay miles de niños y adolescentes insultados a diario, menospreciados, marginados y carnada de toda su clase en conjunto. ¿Hace falta un caso grave para que sea acoso? ¿Hace falta que le humillen en las redes sociales para que sea acoso? O que le peguen, o que le injurien sistemáticamente con gravedad…
No; ese «friki» que no habla con nadie de clase, o que como mucho tiene un solo amigo, no sufre acoso. Ese chaval, al que nadie hace caso o al que solo se dirigen con risas por lo bajo mal disimuladas; ese chaval del que inventan rumores falsos (y de esto hablo por experiencia) para conseguir que gente que ni siquiera le conoce se aleje de él; no está sufriendo acoso. Son solo cosas de niños.
Que no me fastidien con «el acoso está mal y es algo que debemos evitar» o «los acosadores son mala gente» (si es que hasta la expresión es infantil, como la mentalidad de quien piensa así); porque aquí el único problema es que pasamos olímpicamente del tema. Sinceramente, creo que en comparación a personas como aquella a la que rompieron la mano yo no sufrí nada; pero eso no quita que me hayan quedado secuelas después de tantas veces que me han hecho sentir como una mierda.
El acoso, repito, no es ningún problema. El problema es que lo tenemos normalizado. No nos suena extraño ni nos escandaliza que en cada instituto haya más de un caso de acsoso. No nos damos cuenta cuando estamos acosando a alguien, en menor medida; ni de cuando le está ocurriendo a otro. No actuamos ni ponemos los medios adecuados. Los padres no educan bien a sus hijos o no les escuchan ni hablan con ellos; los profesores no enseñan a alumnos sino a grupos, en los que dan igual las diferencias entre las personas que los formen.
Librarse del acoso es fácil; yo mismo evité que fuera a más (o quizás solo tuve suerte de encontrarme con cuatro idiotas mal educados por sus progenitores), pero cuando, si necesitas un poco de ayuda, todos te dan la espalda y te dicen que no es un problema grave, es entonces cuando caes y te va a costar mucho salir y enfrentarte a quien se quiera aprovechar de ti.
Este es el problema. La culpa la tienen los adultos, porque tanta gente se metía conmigo que hasta llegué a encontrar a niños con los que después me llevé bien; o sea, que conociéndolo (y únicamente hablo de niños) era un amor; pero sus padres solo le habían enseñado a enfrentar a los demás violentamente.
Un último apunte que quisiera hacer, referente al caso de la joven que se suicidó hace unas semanas, es que quizás haya criticado demasiado a una administración ajena al instituto y demasiado poco al propio centro. Ok, no os dieron un orientador más, pero ¿y qué? En mi centro, un grupo de estudiantes y profesores voluntarios se encargan de solucionar conflictos entre los alumnos. Una buena idea, ¿no? A lo mejor si este programa hubiera estado en aquel instituto el orientador pudiera haber atendido mejor a la pobre chica.
Porque si habiendo denunciado a la policía y con todos, incluidos los padres del acosador, informados sobre el tema, nada cambia y me siguen torturando cada día, yo también perdería la esperanza.
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