El mundo rueda por una ladera
de dolor infligido por poderosos.
Y ¿cómo sentirlo? ¿Cómo sentirse
cuando mi mundo se ha desbaratoado
y nada parece tener ya sentido?
El mundo sigue rodando
y yo me sigo cayendo
mientras suicidan a desahuciados
y la prima no es un familiar.
El mundo rueda cuesta abajo
y parece que no va a quedar
nada que no haya sido tocado
por la mano invisible
del odio o –peor aún–
de la indiferencia.
El mundo se ha desbaratado.
Pero es mentira escribir una impersonal
que esconde a quienes lo han desbaratado.
Y otra vez me duele dos veces:
porque duele y por saberme tan egoísta.
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