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Un cuento chino

Cuando Yu Li-si abandonó la capital para regresar a su pueblo natal, el primer ministro puso un funcionario a su disposición para que lo acompañara y le dijo:

-Elige para tu viaje el barco del gobierno que más te agrade.

El día de la partida, Yu Li-si fue el primero en llegar al embarcadero. Había allí varios miles de embarcaciones amarradas a lo largo de la ribera. Todo esfuerzo para reconocer los barcos del gobierno le resultó inútil. Cuando llegó el funcionario que debía acompañarlo, le preguntó:

-¡Aquí hay tantos barcos! ¿Cómo distinguir los del gobierno?

-Nada más fácil -contestó el funcionario-. Aquellos que tienen el toldo agujereado, los remos quebrados y las velas rasgadas, son todos barcos del gobierno.

Yu Li-si levantó sus ojos al cielo y suspirando se dijo a sí mismo: «No es de extrañar que el pueblo sea tan miserable. ¡El emperador seguramente también lo considera como propiedad del gobierno!»

Leído en Ciudad Seva mientras buscaba textos para una prueba de evaluación inicial.

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