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Emprendeduría

Eso dice la RAE cuando se busca esta palabra, pero ese hecho sólo demuestra el rancio conservadurismo de esta institución, que sigue anclada en cosas anticuadas como la etimología o cosas así.

Porque, es curioso. Leo que las empresas van a aprovechar la reforma laboral para echar a viejos y contratar a becarios («seniors» y «juniors» me suenan a deportistas). Utilizarán para ello la nueva figura legal del «contrato de emprendedores bonificado». Y resulta que son empresas establecidas.

Alguien anticuado, vetusto, como la RAE o como yo, entendería que que un contrato de emprendedores sería adecuado para alguien que emprende una labor. No sé, algo como un joven licenciado que se monta su propia empresa o alguien sin estudios pero con una idea, ya sea un bar de tapas o una empresa de móviles. Pero no, casi (¿casi?) todas las empresas pueden acceder a este contrato.

Y la razón es muy sencilla: «empresario» suena a señor con sombrero de copa y habano en la boca. En cambio, «emprendedor» suena moderno, dinámico, rompedor… Así que ya sabe, no diga empresario, diga emprendedor. Y olvide que «emprender» es otra cosa.

La libertad es la esclavitud. El emprendedor es el empresario. La neolengua avanza rampante.

6 comentarios

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  1. Hace ya mucho tiempo que vivimos instalados en la neolengua, por lo menos desde las «bombas inteligentes» – si lo eran, ¿cómo no distinguían entre los tanques de verdad de los que eran simples maquetas en la Primera Guerra del golfo? -, los «segmentos de ocio» para referirse al recreo de toda la vida o el «crecimiento negativo», porque si es negativo, no es crecimiento, será decrecimiento, recesión o como quiera llamarse, vamos. Hay artículos magistrales sobre este particular escritos por ejemplo, por Juan José Millás (4 de julio de 2008, contraportada, Filantropías) o por José Luis Pardo, también en El País, en concreto en el suplemento Babelia del 19.07.2008, en un texto titulado «Positivismo semántico».

  2. Entresaco una pocas líneas del artículo magistral de Millás: «Si hemos sido capaces de llamar daños colaterales a las víctimas civiles, cine de adultos al pornográfico, hombre de color al negro, establecimiento penitenciario a la cárcel, intervención militar a la guerra, solución final al crimen, niveles a los precios, métodos de persuasión a la tortura, privación sensorial a la asfixia inducida, productor al obrero, colaborador al asalariado, becario al esclavo, limpieza étnica al genocidio, campaña aérea al bombardeo,financiación al préstamo, moderación salarial a lo que usted ya sabe…».

  3. No hay que perderse el artículo de millas del viernes pasado sobre dos expresiones actuales de verdadera neolengua : entramado secretario y operadores jurídicos.

  4. Tiene razón Millás en su artículo del viernes. En cambio, el que publica hoy
    (http://elpais.com/elpais/2012/03/08/opinion/1331210676_259306.html) defiende una postura, contraria a la de Bosque, que luego no aplica en sus escritos…

  5. El diccionario no es que no reconozca la figura de los emprendedores, por su puesto que lo hace, pero del mismo modo que a una persona que emprende se le llama emprendedor y no emprendedizador ni emprendizante al hecho de emprender se le llama emprendimiento y no emprendeduría, emprendizaje o emprendarización (la última nu se usa pero la pongo de ejemplo para que veais lo ridículo que es inventarse palabras porque no sabemos la correcta)

    Emprendeduría es una palabra que sólo demuestra que quien la usa no domina su propia lengua

    Más ridículo resulta que quien la use lo haga de manera pública a través de un blog o un artículo lo que demuestra que ni siquiera sabe usar un diccionario para buscar la palabra «emprendimiento»

    Cada vez que alguien usa la palabra emprendeduría, Dios hace que quiebre una Startup

  6. Ya que tan temerariamente se me acusa de desconocer el uso del diccionario, estaría bien sugerirme métodos para llegar a la definición de «emprendimiento», como ir a rae.es y buscar la palabra o emplear la dirección-atajo drae22.rae.es/emprendimiento. Pero mi crítica no iba al diccionario o a la RAE, a la que he criticado muchas veces pero nunca por esto. La crítica es a quienes usan ciertos términos por su carácter innovador y casi mágico. Palabras cuyo uso nos hace más modernuquis. Como emprendeduría (crítica en un blog de 20 Minutos). O Startup.

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