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Mejor que esodelaeso, oiga (que ya es decir)

Copipego un post del Foro de Educación del Sur del usuario tiemposdifíciles que me parece magistral:

1. En este momento, dado que de lo que se trata es de sumar apoyos para conseguir el fin de la agresión a la escuela pública, es fundamental la unidad de acción. Por ello, aprobar medidas que la pueden poner en cuestión, apartando a determinados sindicatos, que hasta ahora han sido más proclives a las políticas de la administración madrileña, no es de recibo. Aunque sea una movilización de mínimos, es necesario que sea unitaria. La alternativa es la división y que nuestras querida Espe y Lucía puedan venderla como una huelga de los de siempre, ahora que hay elecciones.

2. Yo era feliz jugando con los clics de playmobil y me divertía mucho montar asambleas dode se decidía lo que yo proponía. Me volvía a divertir a los diecisiete participando en ellas, montando bronca y diciendo a quienes eran representativos lo que tenía que hacer. Pero ya esto y algo crecidito para los clics y tengo claro que necesito organizaciones representativas, con experiencia en la lucha sindical y política, para dirigir esta revuelta que sobrepasa determinados juegos. Y si no que le prengunten a CGT y a CNT cuántas personas reunieron en sus manifestaciones exclusivas, por cierto, con el lema principal de «Unidad», cuando debería haber sido «Esperanza dimisión». No conté más de cuatrocientas en ambos casos.

3. Mantener una huelga como la que se pretende únicamente puede ser cosa de ricos o gente con un altísimo nivel de afiliación que en las duras puedan ser sostenidas por sus sindicatos. Ninguna de las dos condiciones se cumplen en nuestro caso y creo que no hay que entrar en las situaciones y percepciones personales. Ello nos obliga a buscar fórmulas que, sin disminuir la presión y la presencia en la calle para ganar apoyo, nos permitan poner mantenernos en la lucha el mayor tiempo posible.

4. Esta pelea no es un problema de recortes o de que alguien sienta que le han tocado el bolsillo. Esto último lo daríamos a entender a la sociedad si nos empeñáramos en huelgas indefinidas de dudosa eficacia. Esta batalla es contra un asalto a la democracia (no nos gusta la que hay, pero es un avance que hay que consolidar viniendo de donde venimos) perpetrado por un grupo de ladrones, que nos ha llevado a esta crisis, nos han robado el dinero público con pufos y chanchullos y ahora pretenden que paguemos quienes hemos sido víctimas de esta crisis, aprovechando la circunstancia para imponer un modelo de sociedad basado en el poder del dinero y de los ricos y poniendo en vento los derechos y servicios que hemos construido con nuestro esfuerzo y los impuestos que hemos pagado («socializar las pérdidas, privatizar lo público». Esto nos obliga a buscar fórmulas que nos permitan ganar, pues no nos jugamos únicamente nuestra salud mental.

5. Por tanto, tengo claro que la solución propuesta me parece la adecuada, que seguiré acudiendo a todos los actos que me convoquen, en la medida de mi disponibilidad laboral y familiar, y que no seré yo quien rompa la unidad ni ponga en la picota a nadie por no jugar a las asambleas. También tengo claro que mi obligación el 20 de noviembre es votar a quienes están por lo público para evitar el triunfo apoteósico de los ladrones con mi desidia o mi falta de madurez mal asumida.

Que alguien me llame vendido, cobarde o lameculos me trae al fresco. Ya estoy crecidito para andar jugando a las casitas y la experiencia acumulada durante muchos años me dice que será el número de apoyos sociales que logremos el que nos permitirá triunfar y el número de sueños acumulados, que la utopía hay que graduarla, consolidando lo conseguido, a veces teniendo que dar dos pasos atrás y pareciendo «conservador». Y también me dice que los más radicales desaparecerán cuando todo haya acabado, más rápido si hemos sido derrotados, y que seguirán siendo pocos los que pelean muchos años para conseguir avances para todos. ¿O es que ya nadie se acuerda que hace cuatro años ya había compañeros con 19 y 20 horas y que la administración recomendó subir la jefatura de Departamento a 16 horas? ¿Nadie recuerda que se nos convocó a varias huelgas y que el resultado fue, en mi centor [sic], de 8 sobre 80? Curioso que algunos de los que más chillan ahora no estuvieran entonces.

¡Ánimo y a por ellos!

2 comentarios

  1. Si he leído bien, amigo Paúl, creo que en un despiste has repetido dos párrafos de esta entrada; entrada que, por lo demás, es intachable, sea quiera que sea el autor. A seguir por esta línea, un abrazo.

    1. Cierto, tienes razón. Ahora mismo lo corrijo.

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