Creo que es de Simyo, pero estaba conduciendo por la Avenida Complutense y lo vi sólo por el rabillo del ojo.
El eslógan es contundente, directo, coloquial, con un acertado uso de la función apelativa. Esa interrogación retórica: «Si no me ato a un tío, ¿por qué a un operador telefónico?».
Perfecto, pero…
¿En serio hay que equiparar un servicio como el del móvil, útil pero no imprescindible, con una relación sentimental? Y yendo más lejos, ¿por qué no «atarse» a un tío? Ya la elección de la palabra quiere decir mucho. ¿Será miedo al compromiso?
Menuda sociedad (me salía suciedad) la nuestra, donde cambiamos de pareja como de móvil como de compañía de móvil. Como si las personas fueran para usar y tirar, igual que los cacharros.
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